El 2013 fue un año que cambió el transcurso del sector energético, esto a partir del inicio de una de las reformas más trascendentales de México. La aprobación a la modificación de los artículos 25, 27 y 28 Constitucionales, trajo consigo la implementación de una Reforma con un eje transversal en el que se tocó el tema social, económico y ambiental.
La Reforma Energética nos tuvo desde el 2013 a la fecha a la espera de los cambios que presuntamente harían un parteaguas para el desarrollo nacional.
Entre ellos, la Estrategia Nacional de Energía (2014-2028) menciona que dicha Reforma nos permitiría traer, adaptar y aprovechar las tecnologías y conocimientos más avanzados de la industria, así como reducir progresivamente la emisión de contaminantes a la atmósfera y hacer frente al cambio climático, disminuyendo los riesgos ambientales, en beneficio de los trabajadores, las empresas y las familias mexicanas . Sin embargo, expertos como la analista y consultora independiente en temas de transición energética Sandra Guzmán afirma que el sector energético es causante de severos impactos ambientales, no solo a nivel local producto de la emisión de partículas que dañan la calidad del aire y afectan la salud, pero también a nivel global, pues es la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), causante de la emisión de 67.3% de los gases de efecto invernadero en el país, y que contribuyen al calentamiento global.
A todo esto, no podemos cerrar los ojos a lo que el Senado expresó en el sentido de la generación de empleos (más o menos 500,000) en los siguientes 4 años y 2.5 millones en los próximos 10, lo que en realidad no sabemos si no hasta que efectivamente fluya la inversión que se dice habrá en México.
descarga el articulo completo