DGGIMAR: Del control ineficaz a la circularidad frustrada. Burocracia, rezagos y el desafío para transformar residuos en recursos en México.
- GCDS

- 6 oct
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Kick off: Los Tres Pilares de la Gestión de Residuos en México
La gestión de los residuos peligrosos representa uno de los mayores retos ambientales, industriales y sanitarios en México. Su manejo recae legalmente en la Dirección General de Gestión Integral de Materiales y Actividades Riesgosas (DGGIMAR) de la SEMARNAT, la cual se encarga de expedir registros, autorizaciones y normas técnicas, y de supervisar miles de generadores y operadores en todo el país. Sin embargo, bajo un entorno de creciente producción y manejo de residuos peligrosos que superan los cinco millones de toneladas anuales, el sistema muestra signos claros de agotamiento, por un lado rezagos administrativos, criterios inconsistentes, digitalización insuficiente hasta una desconexión creciente frente al paradigma global de la economía circular.
La Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR) establece una clasificación fundamental que define la arquitectura institucional mexicana: residuos peligrosos (competencia federal), residuos de manejo especial (competencia estatal) y residuos sólidos urbanos (competencia municipal). Esta división, concebida para especializar la gestión según el nivel de riesgo y complejidad técnica, enfrenta hoy una paradoja fundamental: mientras México transita hacia un modelo de economía circular que visualiza los residuos como recursos, las instituciones responsables operan bajo paradigmas lineales del siglo pasado.
Los residuos peligrosos, objeto del presente análisis, representan el segmento más técnicamente complejo y regulatoriamente intensivo del sistema. Su gestión, centralizada en la Dirección General de Gestión Integral de Materiales y Actividades Riesgosas (DGGIMAR) de SEMARNAT, ilustra de manera incuestionable cómo la inercia institucional puede convertir oportunidades de circularidad en cuellos de botella burocráticos, transformando recursos potencialmente valiosos en pasivos ambientales costosos.
La iniciativa de Ley General de Economía Circular, actualmente en el Senado mexicano, propone un cambio que, sin lugar a dudas, exige repensar completamente la gestión de residuos peligrosos: de "disposición controlada" hacia "valorización integral". Sin embargo, la capacidad institucional actual de la DGGIMAR no solo resulta insuficiente para este nuevo paradigma, sino que activamente lo obstaculiza mediante procesos burocráticos que desincentivan la innovación y premiaron la mediocridad técnica.
Antecedentes Históricos: Del Caos Sanitario a la Oportunidad Circular Perdida
Los Antecedentes de Crisis (1987-1992)
El origen de la gestión federal de residuos peligrosos en México puede rastrearse hasta el hallazgo de jeringas flotantes en las costas de Nueva York en los veranos de 1987 y 1988, evento que suscitó la legislación del confinamiento de la basura hospitalaria en Estados Unidos. Este incidente internacional evidenció que los residuos médicos no respetaban fronteras y generó presión para que México desarrollara marcos regulatorios específicos.
Existen casos como el de Céntrika, Nuevo León, donde se confinaron ilegalmente 500 mil toneladas de residuos industriales peligrosos (arseniato de calcio, plomo, bismuto, cobre, zinc y cadmio) cerca del centro de Monterrey, demostraron que México carecía de capacidades institucionales para controlar la disposición de residuos tóxicos industriales. Lo que no se reconoció entonces es que muchos de estos "residuos" contenían materiales con valor económico significativo susceptibles de recuperación mediante tecnologías disponibles desde la década de 1980.
Primera Respuesta Institucional: La apuesta al Control (1988-2003)
México respondió a esta crisis con la incorporación de disposiciones sobre residuos peligrosos en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) de 1988. Esta legislación estableció el primer marco regulatorio que clasificaba residuos con características CRETIB (Corrosivas, Reactivas, Explosivas, Tóxicas, Inflamables y Biológico-infecciosas) bajo un paradigma exclusivamente lineal: generación → tratamiento → disposición final.
Este enfoque, comprensible para la época, ignoró completamente las oportunidades de valorización que ya se desarrollaban en países como Alemania, donde el concepto de "waste-to-resource" comenzaba a transformar industrias enteras. Entre 1988 y 2003, México perdió una ventana de oportunidad de 15 años para posicionarse como líder regional en tecnologías de recuperación de residuos peligrosos.
La Revolución Legal Frustrada: LGPGIR y el Potencial Circular (2003-2025)
La publicación de la LGPGIR el 8 de octubre de 2003 introdujo conceptos potencialmente revolucionarios: responsabilidad extendida del productor, jerarquía de residuos (prevenir, minimizar, reutilizar, reciclar, co-procesamiento, tratamiento, disposición final) y gestión integral. Su artículo 2 establece como principios la valorización y el aprovechamiento, conceptos que anticiparon por dos décadas los principios de economía circular que hoy dominan la agenda ambiental global.
Sin embargo, la implementación institucional de estos principios revolucionarios se asignó a las mismas estructuras burocráticas que habían administrado el paradigma lineal. El resultado fue una ley circular operada con mentalidad lineal, donde los conceptos de valorización y aprovechamiento se convirtieron en procedimientos burocráticos adicionales en lugar de incentivos reales para la circularidad.
Origen y evolución institucional de la DGGIMAR
La historia regulatoria mexicana en residuos peligrosos es una reacción paulatina (y muchas veces forzada) a escándalos sanitarios y exigencias internacionales. Desde los años ochenta con los desastres industriales emblemáticos y la aparición de pasivos tóxicos sin control con los que la autoridad federal intentó articular un esquema nacional de control mediante registros y confinamientos, con una visión eminentemente centralizada y de prevención de daños.
La LGEEPA de 1988 sentó las bases legales y técnicas para un control nacional, y la LGPGIR de 2003 consolidó el esquema tripartito (peligrosos, manejo especial, sólidos urbanos), garantizando la competencia federal exclusiva para los residuos peligrosos. En este diseño, DGGIMAR quedó como el actor técnico y operativo central pero, como ocurre en muchas áreas ambientales mexicanas, la capacidad y profesionalización institucional han quedado rezagadas frente al crecimiento real de residuos y variables de riesgo, la disminución presupuestaria y la falta de atención cercana con la ausente Política Publica Ambiental.
El sistema mexicano de autorización y control se construyó esencialmente para minimizar riesgos médicos y ambientales, no para aprovechar valor ni facilitar circularidad. Por ello, a pesar de las reformas legales donde hoy se alude a jerarquía de residuos, valorización y prevención, la verdad es que la práctica regulatoria sigue anclada al modelo “generar-controlar-confinar”.
La Oportunidad Circular: Dimensiones del Potencial Desperdiciado
El Valor Económico Oculto de los "Residuos" Peligrosos
México genera aproximadamente 5.1 millones de toneladas de residuos peligrosos anualmente, pero esta cifra representa únicamente los flujos reportados oficialmente. Estudios internacionales sugieren que los flujos reales pueden ser 3-5 veces superiores considerando la economía informal y los pequeños generadores no registrados.
Lo crítico es que una proporción significativa de estos "residuos" contiene materiales con valor económico comprobado:
1. Metales preciosos en residuos electrónicos: Se estima que México desperdicia anualmente 15-20 toneladas de oro, 150-200 toneladas de plata y 800-1,000 toneladas de paladio contenidas en equipos electrónicos clasificados como residuos peligrosos.
2. Solventes industriales: El 60-70% de los solventes usados puede recuperarse mediante destilación, pero menos del 15% se procesa actualmente en México.
3. Catalizadores gastados: Contienen platino, rodio y otros metales con valores de $20,000-40,000 USD por tonelada, pero la mayoría se exporta a países que sí tienen capacidades de recuperación.
Comparación Internacional: El Costo de la Ineficiencia Circular
Alemania recupera económicamente 85% de sus residuos peligrosos, generando una industria que emplea 240,000 personas y factura €45 mil millones anuales. Corea del Sur transformó su gestión de residuos peligrosos en una industria de $12 mil millones que exporta tecnologías a todo el mundo.
En contraste, México importa anualmente $2.3 mil millones en materiales que podría recuperar de sus propios residuos peligrosos, mientras exporta estos mismos residuos a países que sí tienen capacidades de procesamiento circular. Esta paradoja convierte a México en exportador de materias primas de alto valor e importador de productos procesados, reproduciendo en el sector de residuos el mismo patrón colonial que caracteriza otros sectores de la economía nacional.
Problemática Institucional: La DGGIMAR como Obstáculo a la Circularidad
Marcos Regulatorios que Castigan la Innovación
A pesar de que la LGPGIR establece "jerarquía de residuos" que prioriza la valorización sobre la disposición, la implementación práctica de la DGGIMAR penaliza sistemáticamente las tecnologías de recuperación:
a. Proyectos de valorización enfrentan tiempos de autorización 3-5 veces superiores a proyectos de disposición tradicional
b. Criterios de evaluación diseñados para confinamiento se aplican inadecuadamente a tecnologías de recuperación
c. Funcionarios evaluadores carecen de formación técnica en procesos circulares, generando interpretaciones conservadoras que bloquean innovación
Problemática institucional y burocrática vigente
El desempeño real de la DGGIMAR es fuente frecuente de quejas, frustración y, en no pocos casos, desencuentros legales. Los principales problemas institucionales actuales incluyen:
a. Tiempos excesivos para autorizaciones: Procesos que deberían tomar 30-60 días pueden extenderse hasta 18 meses, sin trazabilidad en línea ni comunicación clara.
b. Criterios dispares entre delegaciones y funcionarios: La falta de manuales o criterios públicos produce arbitrariedades —un residuo puede ser valorizado en una entidad y considerado solo “confinable” en otra.
c. Déficit de personal calificado y alta rotación: Dictaminadores que no cuentan con formación suficiente en nuevas tecnologías de valorización ni en principios de economía circular; escasa capacitación interna y prácticamente nula evaluación independiente del desempeño técnico.
d. Procesos analógicos y opacos: Contrario a la tendencia mundial y a la promesa de la economía circular, la mayor parte de los trámites sigue requiriendo expedientes en papel, firma presencial y carece de seguimiento digital o consulta pública en línea.
e. Desincentivo a la innovación y formalidad: Empresas y emprendedores con tecnologías circulares encuentran más trabas regulatorias que incentivos efectivos. La falta de reconocimiento a subproductos y materiales recuperados perpetúa una visión restrictiva y penaliza modelos de negocio sustentables.
El resultado: la DGGIMAR, lejos de impulsar o premiar la transición circular que el discurso político promueve, termina siendo el primer gran cuello de botella normativo y administrativo.
La Paradoja del "Residuo vs. Subproducto"
Una de las barreras más absurdas del sistema actual es la indefinición regulatoria entre "residuo peligroso" y "subproducto industrial". Materiales idénticos pueden clasificarse diferentemente según el criterio subjetivo del funcionario asignado, creando incertidumbre jurídica que desincentiva inversiones en tecnologías de recuperación.
Por ejemplo, aceites lubricantes usados pueden clasificarse como:
a. Residuo peligroso (requiere manejo especializado, trámites complejos)
b. Subproducto (permite comercialización, procesos simplificados)
c. Materia prima secundaria (incentivos fiscales, apoyo gubernamental)
Esta arbitrariedad clasificatoria genera costos de cumplimiento que pueden representar 15-30% del valor del material recuperado, haciendo económicamente inviable la circularidad incluso cuando es técnicamente factible.
Rezagos en Autorización que Matan Oportunidades de Mercado
Los tiempos de respuesta indefinidos de muchos meses de la DGGIMAR son incompatibles con la dinámica de mercados circulares, donde las oportunidades de valorización tienen ventanas temporales específicas:
1. Catalizadores gastados pierden valor económico si no se procesan dentro de 6 meses
2. Baterías de litio requieren procesamiento inmediato para evitar degradación
3. Solventes industriales tienen "vida útil circular" limitada por volatilización
La lentitud burocrática convierte oportunidades circulares en pasivos ambientales, forzando la disposición final de materiales que podrían generar valor económico y empleo.
La Realidad Cotidiana: El Potencial Circular Frustrado
La empresa de reciclaje de solventes
Una empresa poblana desarrolló tecnología para recuperar 85% de pureza en solventes industriales usados, creando empleos altamente calificados y reduciendo 60% los costos para generadores. Sin embargo, lleva 22 meses esperando autorización de la DGGIMAR. Durante este periodo:
1. Ha perdido contratos por $2.8 M USD por incertidumbre regulatoria
2. Competidores extranjeros han capturado el mercado mexicano
3. 15 empleos especializados han migrado a Estados Unidos
4. 400 toneladas de solventes se han enviado a confinamiento en lugar de recuperarse
La cooperativa de recuperación de metales preciosos
Una cooperativa en Estado de México, integrada por 45 familias, desarrolló capacidades para recuperar oro, plata y paladio de equipos electrónicos. Su proceso, avalado por universidades nacionales, logra recuperación del 92% con impacto ambiental 70% menor que la minería tradicional.
La DGGIMAR ha requerido 8 estudios técnicos adicionales en 18 meses, argumentando "falta de precedentes regulatorios". Mientras tanto, estos materiales se exportan a China donde son procesados con tecnologías idénticas pero marcos regulatorios que incentivan la economía circular.
El centro de innovación en biotecnología
Un centro de investigación desarrolló microorganismos capaces de biorremediar suelos contaminados con hidrocarburos, convirtiendo pasivos ambientales en suelos productivos. La tecnología, patentada internacionalmente, podría remediar miles de sitios contaminados generando empleos verdes y restauración ecosistémica.
La DGGIMAR ha suspendido la evaluación tres veces, pidiendo estudios sobre "riesgos de liberación de organismos modificados" a pesar de que se trata de cepas naturales sin modificación genética. El proyecto, con inversión inicial de $15 M USD, está siendo reubicado a Colombia donde las autoridades procesan evaluaciones en 4-6 meses.
La startup de economía circular industrial
Una startup mexicana desarrolló una plataforma digital que conecta generadores de residuos peligrosos con empresas que pueden valorizarlos, creando un "marketplace circular" que optimiza flujos de materiales y reduce costos para todos los participantes. La DGGIMAR no reconoce esta figura de "intermediario digital", exigiendo que la plataforma obtenga licencias como prestador de servicios para cada tipo de residuo y cada estado. El resultado: 196 trámites diferentes que harían económicamente inviable una innovación que podría revolucionar la gestión de residuos peligrosos en México.
Corresponsabilidad en la Transición Circular: Más Allá de la Autoridad
Consultores Técnicos Anclados en el Paradigma Lineal
La ausencia de programas de actualización en economía circular para consultores ambientales perpetúa enfoques obsoletos. Muchos consultores desconocen tecnologías de valorización, subestiman oportunidades económicas de la circularidad y reproducen esquemas lineales por comodidad metodológica.
Esta obsolescencia técnica genera expedientes que no exploran alternativas circulares, limitando opciones para sus clientes y perpetuando la mentalidad de "disposición final" cuando existen alternativas de valorización viables.
Sector Industrial: Entre la Innovación y la Resistencia al Cambio
Grandes empresas han invertido décadas en sistemas lineales de gestión y perciben la transición circular como costo adicional en lugar de oportunidad estratégica. Esta resistencia se refleja en:
1. Contratos de largo plazo con confinadores tradicionales que bloquean alternativas circulares
2. Departamentos ambientales evaluados por "cumplimiento regulatorio" no por "creación de valor circular"
3. Ausencia de indicadores que midan recuperación de valor de residuos
Academia: Investigación Desconectada de Implementación
Las universidades mexicanas producen excelente investigación en tecnologías de valorización, pero carecen de vínculos institucionales con la DGGIMAR para transferir conocimiento hacia marcos regulatorios actualizados. Esta desconexión academia-regulador perpetúa criterios técnicos obsoletos en la evaluación de proyectos innovadores.
El Paradigma Circular: Oportunidad vs. Realidad Institucional
La Ley de Economía Circular: Ventana de Transformación
La iniciativa de Ley General de Economía Circular en el Senado representa una oportunidad histórica para reformar estructuralmente la gestión de residuos peligrosos. Esta ley propone:
1. Incentivos fiscales para empresas que implementen modelos circulares
2. Simplificación regulatoria para proyectos de valorización y aprovechamiento
3. Metas nacionales de circularidad por sector industrial
4. Coordinación interinstitucional para eliminar barreras burocráticas
Sin embargo, la efectividad de esta ley dependerá críticamente de la capacidad de la DGGIMAR para implementar operativamente estos principios. La experiencia de la LGPGIR sugiere que leyes circulares operadas con mentalidad lineal generan frustración en lugar de transformación.
Casos de Éxito Bloqueados por Inercia Institucional
Una empresa cementera del norte, desarrolló tecnologías para co-procesamiento de residuos peligrosos en hornos cementeros, eliminando 99.99% de componentes tóxicos mientras genera energía y reduce emisiones de CO2. Sin embargo, la autorización de nuevos residuos para co-procesamiento toma 12-24 meses o más, limitando la escalabilidad de esta solución circular.
Otra empresa del sector “acerero” implementó un sistema de circuito cerrado donde ácidos gastados de procesos siderúrgicos se regeneran completamente para reutilización, eliminando residuos peligrosos mientras reduce costos operativos en 30%. La empresa reporta que replicar este sistema en otras plantas requiere navegar 15 trámites diferentes con la DGGIMAR, desincentivando la expansión de mejores prácticas.
La Brecha Competitiva Internacional
Mientras México debate regulaciones circulares, países competidores implementan políticas que atraen inversiones y generan empleos verdes:
1. Costa Rica creó "zonas económicas circulares" donde empresas de valorización tienen incentivos fiscales y procesos expeditos
2. Colombia estableció "ventanillas únicas" que resuelven autorizaciones circulares en máximo 90 días
3. Chile implementó metas obligatorias de valorización por sector industrial con penalizaciones económicas por incumplimiento
Esta brecha competitiva convierte a México en "exportador de oportunidades circulares" que otros países capitalizan para desarrollar industrias, generar empleos y posicionarse como líderes regionales en economía circular.
Propuestas de Transformación Circular
Rediseño Institucional: De Controlador a Facilitador
La DGGIMAR debe transformarse de "oficina de control" a "facilitador de circularidad":
Ventanilla Única Circular
1. Proceso unificado para todas las autorizaciones relacionadas con valorización de residuos peligrosos
2. Tiempos máximos obligatorios: 60 días para proyectos circulares, 90 días para proyectos lineales
3. Incentivos por adopción de tecnologías de mayor circularidad
Criterios Técnicos Actualizados
1. Manuales específicos para evaluación de tecnologías de valorización
2. Criterios diferenciados que reconozcan la jerarquía de residuos establecida en la LGPGIR
3. Indicadores de desempeño basados en "valor circular generado" no solo "cumplimiento regulatorio"
Incentivos Económicos a la Circularidad
Sistema de Bonos Circulares
1. Descuentos en derechos federales para empresas que excedan metas de valorización
2. Créditos fiscales por inversiones en tecnologías de recuperación
3. Reconocimientos públicos y certificaciones oficiales para líderes circulares
Penalizaciones a la Linealidad
1. Sobretasas a confinamiento de residuos valorizables
2. Requisitos progresivos de justificación técnica para disposición final
3. Metas sectoriales obligatorias de circularidad con penalizaciones por incumplimiento
Fortalecimiento de Capacidades Técnicas Circulares
Profesionalización del Cuerpo Técnico
1. Programa nacional de especialización en tecnologías circulares para funcionarios
2.Intercambios técnicos con países líderes en economía circular
3. Evaluaciones de desempeño basadas en "habilitación de circularidad"
Vinculación Academia-Regulador
1. Comités técnicos permanentes con universidades especializadas en economía circular
2. Programas de investigación aplicada para actualizar marcos regulatorios
3. Becas específicas para formación de especialistas en gestión circular de residuos peligrosos
Plataformas Digitales de Circularidad
1. Marketplace Nacional de Residuos Peligrosos
2. Plataforma digital oficial que conecte generadores con valorizadores
3. Precios de referencia en tiempo real para residuos con valor económico
4. Indicadores de circularidad por región y sector industrial
Trazabilidad Circular Completa
1. Seguimiento digital desde generación hasta valorización final
2. Reportes automatizados de indicadores circulares para cumplimiento de compromisos internacionales
3. Alertas tempranas para oportunidades de valorización no aprovechadas
La Circularidad como Imperativo Nacional
La gestión de residuos peligrosos en México se encuentra en un momento definitorio: puede continuar operando bajo paradigmas lineales obsoletos que desperdician oportunidades y perpetúan ineficiencias, o puede transformarse en el motor de una economía circular que genere empleos, reduzca impactos ambientales y posicione al país como líder regional en innovación ambiental.
La DGGIMAR tiene la responsabilidad histórica de facilitar esta transición. No se trata únicamente de modernizar procesos administrativos, sino de redefinir fundamentalmente su rol institucional: de obstáculo burocrático a catalizador de la economía circular.
Los 5.1 millones de toneladas de residuos peligrosos que México genera anualmente representan un potencial económico de $8-12 mil millones USD en materiales recuperables y empleos verdes. Cada mes de rezago institucional representa oportunidades perdidas que otros países están capitalizando para construir las industrias del futuro.
La próxima aprobación de la Ley General de Economía Circular ofrece el marco legal para esta transformación. Sin embargo, el éxito dependerá de la capacidad de instituciones como la DGGIMAR para evolucionar de mentalidad regulatoria del siglo XX hacia facilitación del desarrollo sustentable del siglo XXI.
México no puede permitirse desperdiciar esta oportunidad histórica. La economía circular no es solo una tendencia ambiental, en realidad ya es el paradigma económico que definirá la competitividad nacional en las próximas décadas. La transformación de la gestión de residuos peligrosos es el primer paso crítico hacia un México circular, próspero y ambientalmente responsable; bueno, es un punto de vista, cada quien tendrá el propio.
El presente artículo es la opinión del autor y no se refiere a asunto alguno en particular; de igual forma, no es repuesta a consulta, pregunta o duda que hubiera sobre alguno de los aspectos mencionados; cualquier duda que se tuviera, con gusto nos encontramos a la orden.




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