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EL AGUA EN MÉXICO. Problemática incuestionable: de la escasez a la desigualdad en el acceso. Parte 2

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    GCDS
  • 4 sept
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Actualizado: 29 sept

EL AGUA EN MÉXICO. Problemática incuestionable: de la escasez a la desigualdad en el acceso. Parte 2

Introducción

El agua no falta en todos lados en México, pero su acceso es profundamente desigual. Mientras algunas regiones gozan de abundantes recursos hídricos, otras enfrentan sequías prolongadas y restricciones severas. El contraste es tangible y dramático: pequeñas comunidades rurales con días enteros sin suministro, zonas urbanas que viven con tandeos permanentes, regiones enteras que reciben agua solo cada tercer día. En un país donde solo el 52.5% de la población goza de suministro diario de agua potable en su vivienda[308], el acceso seguro y constante al agua sigue siendo un privilegio antes que un derecho universal.

 

Esta realidad evidencia que el problema del agua en México no se limita a la disponibilidad natural del recurso, sino que refleja profundas desigualdades territoriales, fallas institucionales y deficiencias estructurales en la gestión que perpetúan la exclusión de millones de mexicanos del acceso básico a este derecho fundamental.

 

La Geografía de la Desigualdad: Norte vs. Sur, Ciudad vs. Campo

 

Contrastes Regionales Extremos

México presenta una geografía hídrica contradictoria que profundiza las desigualdades territoriales existentes. El sur y sureste concentran el 67.2% del agua renovable nacional en estados como Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Veracruz y Tabasco. Sin embargo, paradójicamente, un porcentaje significativo de la población en estos estados carece de acceso adecuado a agua entubada en sus viviendas, evidenciando que abundancia natural no se traduce automáticamente en acceso equitativo.

 

En contraste, las zonas centro y norte del país, caracterizadas por climas áridos o semiáridos, reciben apenas el 9% del agua renovable anual. Estados como Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas enfrentan condiciones de escasez crítica o extrema, con disponibilidades per cápita que oscilan entre 188 y 1,726 metros cúbicos por habitante por año[300].

 

La Crisis del Valle de México: Escasez Extrema en el Corazón Económico

El caso más dramático es la región Aguas del Valle de México y Sistema Cutzamala, que presenta escasez extrema con apenas 188 metros cúbicos por habitante por año. Esta región, que alberga a más de 21 millones de habitantes, ilustra la paradoja de concentrar la mayor actividad económica del país mientras enfrenta la mayor crisis hídrica nacional.

 

El 67% del abastecimiento proviene de aguas subterráneas sobreexplotadas, el 25% del Sistema Cutzamala —que en 2025 enfrenta mínimos históricos— y apenas el 5% de ríos y manantiales locales. La dependencia del Sistema Cutzamala, que funciona por bombeo desde distancias superiores a 100 kilómetros, ilustra la insostenibilidad del modelo de abastecimiento metropolitano actual.

 

Brechas Socioeconómicas en el Acceso

Las desigualdades hídricas no solo son territoriales sino también socioeconómicas. Según datos de BBVA Research, existe una amplia brecha socioeconómica en el suministro en los hogares que cuentan con tubería de agua: 49.5% de hogares en el decil más pobre reciben agua diariamente, comparado con 84.2% en el decil más rico.

 

Estados como Quintana Roo y Yucatán presentan menor inequidad, con más del 93% de hogares recibiendo agua diariamente independientemente de su estrato socioeconómico. En contraste, estados como Nayarit e Hidalgo muestran acceso más equitativo pero con coberturas menores, rondando el 50% de hogares con suministro diario[306].

(Página 10 del reporte BBVA Research 2025)

(Página 18 del reporte)

(Cuadro y análisis en páginas 18-19 del mismo informe)

 

El Desperdicio Sistémico: Cuando la Ineficiencia Multiplica la Escasez

 

Fugas Masivas: La Hemorragia Silenciosa

Uno de los aspectos más alarmantes del sistema hídrico mexicano es la magnitud del desperdicio por fugas en las redes de distribución. En México se pierde entre 30% y 50% del agua potable por fugas en las redes hidráulicas, con un promedio nacional de 40%. Esta cifra representa una tragedia tanto económica como social ya que mientras millones de mexicanos carecen de acceso básico, el equivalente a 23 metros cúbicos por segundo, lo que es más agua que la que suministra todo el Sistema Cutzamala, se pierde en fugas.

 

Las causas del problema son estructurales y recurrentes: ductos viejos y deteriorados, presión variable del agua, suministro intermitente y falta sistemática de mantenimiento. La infraestructura de agua potable presenta "malas condiciones físicas debido a la falta de mantenimiento, a que han rebasado su vida útil, a la deficiencia en la calidad de los materiales y procedimientos de instalación"[309].

 

El Círculo Vicioso del Suministro Intermitente

Los operadores de sistemas recurren frecuentemente al suministro intermitente (tandeos) como medida para reducir fugas, pero esta práctica genera un círculo vicioso perverso. Según investigaciones de la UNAM, "las tuberías sometidas a estos procesos [de variación de presión] aceleran su deterioro hasta en 10 veces, y por tanto habrá roturas más frecuentes".

 

Además, el suministro intermitente compromete la calidad del agua, ya que "cuando el suministro es intermitente es posible que el agua se contamine con fluidos que vienen de fuera, de manera que no puede garantizarse su calidad"[298]. Esta práctica convierte los tinacos y cisternas domiciliarias en elementos indispensables, evidencia clara de que el sistema de distribución está deteriorado.

 

Casos Específicos de Ineficiencia

Ciudad de México: En la capital del país se pierde el 37% del agua potable por fugas. A pesar de los avances en sectorización de la red hidráulica, el cual permitió reducir las fugas estimadas del 40% al 37% medido; la magnitud del desperdicio sigue siendo inaceptable. En 2024 se registraron 19,173 fugas, de las cuales solo se atendió el 54.3%[304].

 

Nivel Nacional: Las ciudades con mayor número de fugas reportadas en 2023 fueron Culiacán, Sinaloa (35,866 fugas); Tijuana, Baja California (32,000); Monterrey, Nuevo León (23,113); y Ensenada, Baja California (21,664)[307]. Hermosillo, Sonora, acumula 255,826 fugas entre enero 2019 y abril 2024, siendo la ciudad con más fugas en el histórico nacional.

 

La Administración Fragmentada: Instituciones Desbordadas, Recursos Insuficientes

 

CONAGUA: Una Institución en Crisis

La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), entidad gubernamental responsable de la gestión hídrica nacional, "no cuenta con los recursos necesarios ni ningún plan estratégico" para abordar la crisis hídrica, según análisis de expertos y organizaciones ambientales. Los recortes presupuestales han sido sistemáticos: en 2017 se aplicó una reducción del 40%, la más severa de la década, y para 2025 se prevé una disminución adicional del 12.6% respecto a 2023.

 

Esta reducción presupuestaria ocurre precisamente cuando México enfrenta condiciones críticas: "Este año hemos sufrido tres olas de calor y las presas están por debajo de sus niveles de capacidad". El 60% del territorio nacional presenta algún grado de sequía, mientras que más del 70% de las aguas superficiales presentan algún grado de contaminación.

 

Fragmentación Institucional y Coordinación Deficiente

El sistema de gestión hídrica mexicano presenta una fragmentación institucional que obstaculiza la implementación de soluciones integrales. Mientras CONAGUA administra concesiones y grandes sistemas, la operación local depende de municipios, organismos operadores y comités ciudadanos con capacidades técnicas y financieras muy heterogéneas.

 

Esta fragmentación genera inconsistencias en calidad de servicio, criterios técnicos divergentes y duplicación de esfuerzos. Muchos municipios carecen de capacidades técnicas para gestión hídrica eficiente, mientras que organismos operadores enfrentan limitaciones presupuestales estructurales que impiden inversiones en mantenimiento preventivo.

 

Corrupción y Discrecionalidad en la Gestión

La "mala gestión administrativa y las irregularidades" en CONAGUA se superponen a los efectos de la crisis ecológica[302]. Los problemas incluyen discrecionalidad en otorgamiento de concesiones, falta de transparencia en criterios técnicos y ausencia de mecanismos efectivos de rendición de cuentas.

 

Esta situación se agrava en el nivel municipal, donde la gestión del agua frecuentemente se politiza y los cambios de administración interrumpen proyectos de largo plazo. La falta de continuidad institucional impide consolidar mejoras estructurales en eficiencia y calidad de servicio.

 

Los Grandes Consumidores: Agricultura e Industria vs. Usuarios Domésticos

 

Distribución del Consumo de Agua por Sector en México

El uso del agua en México está marcado por una distribución altamente desigual entre sectores. El sector agrícola utiliza entre 73% y 77% del volumen total concesionado, lo que lo posiciona como el mayor consumidor hídrico nacional. A nivel municipal y urbano, el sector doméstico representa aproximadamente 8% a 12% del consumo nacional de agua, aunque este porcentaje varía en función del crecimiento poblacional y la eficiencia de las redes de distribución.

 

Por su parte, la industria emplea cerca de 10% a 14% del volumen total, resaltando tanto su impacto local en regiones industriales como su creciente inversión en tecnologías de reúso, tratamiento y eficiencia, aunque aún con retos de cobertura y sostenibilidad a largo plazo.

 

El Sector Agrícola: El Gigante Hídrico

Como se ha hecho mención, el sector de agricultura consume aproximadamente el 73-77% del agua disponible en México, concentrándose principalmente en distritos de riego que utilizan técnicas de irrigación frecuentemente ineficientes. Esta concentración del consumo en un sector que emplea apenas el 12% de la población activa genera tensiones distributivas significativas.

 

El Plan Nacional Hídrico 2024-2030 contempla la modernización de 13 distritos de riego que representan el 39.5% del consumo total de agua en distritos de riego a nivel nacional. Sin embargo, la resistencia de organizaciones de usuarios y la complejidad técnica de las mejoras en eficiencia ralentizan estos procesos.

 

Usuarios Domésticos: Los Más Vulnerables

Los usuarios domésticos, que representan el menor porcentaje del consumo nacional de agua, son paradójicamente los más afectados por restricciones y cortes de suministro. Las políticas de administración de la escasez frecuentemente priorizan la continuidad de actividades económicas sobre el acceso doméstico, violando el principio del derecho humano al agua.

 

Esta situación genera desigualdades extremas: mientras grandes usuarios industriales y agrícolas mantienen acceso garantizado, millones de familias enfrentan tandeos, cortes prolongados y necesidad de comprar agua embotellada para consumo básico. En muchos casos, las familias de menores ingresos pagan "de 10 a 20 veces más por agua en comparación con otros sectores poblacionales".

 

Las Comunidades Más Afectadas: El Rostro Humano de la Crisis

Pueblos Indígenas y Comunidades Rurales

Las comunidades indígenas y rurales enfrentan las mayores barreras para acceso al agua. Muchas dependen del acarreo manual desde fuentes distantes, sistemas comunitarios precarios o agua de pipas con frecuencia irregular. Esta situación "complica el acceso al agua a causa de la discriminación por motivos de género, edad y condición social".


Las mujeres asumen desproporcionalmente la responsabilidad del acarreo de agua, limitando sus oportunidades educativas y económicas. Los niños frecuentemente faltan a la escuela para participar en tareas de abastecimiento familiar, perpetuando ciclos de pobreza y exclusión.

 

Periferias Urbanas: Ciudades de Primera y Segunda Clase

En las periferias urbanas coexisten realidades hídricas completamente diferentes. Mientras colonias consolidadas cuentan con servicios continuos, asentamientos irregulares y periferias pobres enfrentan desabasto crónico, dependencia de pipas y acceso a agua de calidad dudosa.

 

Esta segregación hídrica urbana se agrava con el crecimiento demográfico y la expansión horizontal de las ciudades hacia zonas sin infraestructura. La regularización de asentamientos frecuentemente no incluye garantías de acceso hídrico, generando presión adicional sobre sistemas ya sobrecargados.

 

La Industria: Inversión, Reciclaje y Tecnología

En las últimas décadas, la industria mexicana ha intensificado sus esfuerzos para impulsar el uso eficiente y la reutilización del agua, invirtiendo en tecnologías avanzadas que permiten reducir el consumo y optimizar procesos. La iniciativa privada se ha comprometido, con respaldo oficial, a invertir más de 1,000 millones de dólares en eficiencia hídrica y reúso en sus operaciones, buscando devolver más de 126 millones de metros cúbicos de agua al medio ambiente a través de proyectos de tratamiento y reintroducción controlada. Industrias líderes en los sectores cervecero, textil, metalúrgico y reciclaje, como Grupo Modelo y PetStar, han incorporado sistemas de tratamiento y reutilización que logran recuperar hasta el 70% del agua empleada en sus procesos, alineándose con estándares internacionales y nacionales como la NOM-001-SEMARNAT-2021.

 

Las empresas mexicanas también destacan por la adopción de tecnología de punta, desde la implementación de membranas de ultrafiltración, ósmosis inversa y biorreactores de membrana (MBR) para depurar aguas residuales, hasta plantas desalinizadoras que suministran agua potable a regiones costeras y zonas industriales.


Se dice que se está desarrollando un impulso creciente hacia la neutralidad hídrica y la economía circular, promoviendo el reúso y la automatización en el control de recursos hídricos, lo que en algunos casos ha reducido el consumo de agua en un 50% respecto de modelos convencionales. Estas inversiones y avances tecnológicos reflejan la corresponsabilidad del sector industrial en la crisis hídrica y su papel en la transición hacia una gestión más sustentable del agua.

 

La Urgencia de una Transformación Sistémica

La problemática hídrica mexicana trasciende la disponibilidad natural de agua y refleja fallas estructurales en gestión, inversión, coordinación institucional y equidad distributiva. Mientras el 60% del territorio nacional enfrenta sequía y millones de mexicanos carecen de acceso básico, se desperdicia más agua en fugas que la que proporciona el Sistema Cutzamala completo.

 

La crisis requiere una transformación sistémica que incluya, entre otros, la modernización integral de infraestructura, fortalecimiento de capacidades institucionales, implementación efectiva del derecho humano al agua, mejoras en eficiencia sectorial y mecanismos de coordinación interinstitucional efectivos.

 

No puede seguir siendo aceptable que en 2025, en un país con capacidades técnicas y recursos financieros para resolver estos problemas, millones de mexicanos enfrenten restricciones básicas de acceso al agua mientras se toleran niveles de ineficiencia que multiplicarían la disponibilidad efectiva del recurso.

 

Espectador o actor?

La gestión del agua requiere decisión política, inversión sostenida, coordinación institucional y participación social efectiva. Es necesario transitar de la administración de la escasez hacia la gestión integral de la abundancia, priorizando eficiencia, equidad y sustentabilidad sobre intereses sectoriales y políticos de corto plazo.

 

El agua es un derecho humano fundamental que no puede seguir siendo un privilegio distribuido desigualmente. La transformación del sistema hídrico mexicano es posible, necesaria y urgente.

 


El presente representa la opinión personal del autor y en ningún caso representa una respuesta a pregunta o consulta sobre el particular; cualquier duda que se tuviera sobre el particular, con gusto estamos atentos.




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